Publicado en Camino al Andar
08 de Marzo de 2022
Carolina Elizabeth Díaz Iñigo
Cuando te sientas sola. Cuando tengas miedo.
Cuando sientas que es muy dura la lucha,
o sea la vida, préndela de nuevo en tu corazón,
en tu pensamiento, en tus tripas. [1]
Llevó guardado en el corazón mi encuentro con las comunidades zapatistas en el año 2013 cuando se llevó a cabo la Escuelita Zapatista, convocatoria del EZLN a nivel internacional dirigida a la sociedad civil de México y el mundo. Este ejercicio político y pedagógico nos mostró generosamente más allá de los libros, las formas de organización y el gran esfuerzo de quienes diariamente sueñan y construyen: “un mundo donde quepan muchos mundos”.
Recuerdo claramente la noche en que arribamos a territorio zapatista, la bienvenida y los aplausos que nos brindaron a quienes por primera vez o no, habíamos pisado territorio autónomo. Esa noche la música y el baile amenizaron nuestro encuentro, en algún momento de esta celebración decidí ir al baño, me indicaron que para llegar a las letrinas tenía que caminar algunos minutos. Fue así que caminé en medio de la selva. Mi primera sensación en este territorio desconocido y de noche, fue la ausencia del miedo. En mi trayecto comprendí que la seguridad que se había construido para las mujeres en territorios autónomos, era una realidad palpable, mi experiencia de ser capaz de ir al baño “sola” me llevó a experimentar de primera mano, la seguridad en este lugar.
En presencia de la guerra que enfrentamos las mujeres en el mundo y en especial en México, resulta de trascendental importancia señalar, que en las comunidades zapatistas, no existe el feminicidio. La lucha de estas comunidades indígenas ha sido capaz de generar nuevos significados y prácticas de justicia desde y para las mujeres, como ejemplo de ello tenemos La Ley Revolucionaria de Mujeres de 1993 y el esfuerzo cotidiano y comunitario por construir una realidad donde sean respetadas y capaces de participar en la toma de decisiones.
Otra experiencia de gran valor político y biográfico que tuve la oportunidad de experimentar en territorio zapatista, fueron los Encuentros Internacionales de Mujeres que Luchan de los años 2019 y 2018.Estos encuentros marcaron un referente significativo en la historia de los feminismos en México y Abya Yala, y sin duda son un parteaguas para las diversas luchas de las mujeres que se avecinan en el horizonte a corto, mediano y largo plazo. Uno de los acuerdos logrados en estos encuentros ha sido: “[…] seguir vivas y seguir luchando, cada quién según su modo, su tiempo y su mundo.” (EZLN- Mujeres Bases de Apoyo, 2018). Para ello, las compañeras zapatistas han sido un ejemplo contundente, pues han realizado un enorme trabajo por transformar su realidad.
A pesar del constante asedio de grupos paramilitares y de la violencia del Estado y su racismo estructural. Las mujeres zapatistas han hecho frente al pasado que las mantenía en las fincas, donde en muchos casos eran violadas, explotadas y humilladas por los hacendados y caciques mestizos y criollos. “Nosotras ya tenemos la libertad y el derecho como mujeres de opinar, discutir, analizar, no como antes […] (Base de apoyo Lizbeth).[2]
Sin duda para quienes tuvimos la fortuna de asistir a los Encuentros Internacionales de Mujeres que Luchan, la vida nos mostró lo que las compañeras zapatistas han construido y transformado. En el 2do encuentro, tuvo lugar un performance realizado por milicianas: Una niña, nombrada simbólicamente como Esperanza Zapatista, se ubicó en medio de la explanada donde más de 3 mil mujeres de todo el mundo, estábamos a la expectativa de lo que tendríamos oportunidad de presenciar. Fue así que, la niña, fue rodeada por varias milicianas quienes formaron un círculo en señal de un caracol, en el centro permaneció Esperanza Zapatista. A continuación, las milicianas alzaron arcos y flechas en señal de defensa de la vida: “Porque nuestro deber como mujeres que somos, que luchan es protegernos y defendernos […] Y enseñarles a las niñas a protegerse y defenderse […] hermana y compañera, tenemos que vivir a la defensiva. Y tenemos que enseñar a nuestras crías a crecer a la defensiva. Así hasta que ya puedan nacer, criar y crecer sin miedo.” (Palabras de las mujeres zapatistas en la clausura del Segundo Encuentro Internacional de Mujeres que Luchan. Morelia, Municipio Autónomo Rebelde. Chiapas, 31 de diciembre del 2019).
La digna rabia de las milicianas zapatistas (Díaz, 2019).
La política zapatista constantemente ha otorgado un lugar central a las prácticas transgresoras del orden racista y patriarcal, como ejemplo contundente, tenemos el ejercicio cotidiano a través del cual, mujeres indígenas en su vida diaria han sido capaces de construir “otros mundos”, donde por primera vez en generaciones no son explotadas y violentadas. Lo anterior, sin negar los obstáculos familiares, comunitarios y estructurales que enfrentan día con día.
Poner en el centro la experiencia, emociones y lucha de las mujeres, representa un potencial emancipatorio de gran envergadura para el EZLN, que permite continuar y fortalecer los procesos de resistencia comunitarios y construir lazos más sólidos para hacer frente no solo al patriarcado, sino al racismo estructural y de Estado. Esa “pequeña luz” que resulta ser enorme a nuestros ojos, forma parte del legado que generosamente nos han regalado las mujeres zapatistas; por eso y mucho más: ¡Gracias compañeras!
Respeto (Díaz, 2019).
[1]EZLN (2015) “Hacia una genealogía de la lucha de las zapatistas.” En El Pensamiento Crítico Frente a la Hidra Capitalista II. México, Ejercito Zapatista de Liberación Nacional. Pp.109-127.
[2] Palabras de las mujeres zapatistas en la clausura del Primer Encuentro Internacional, Político, Artístico, Deportivo y Cultural de Mujeres que Luchan en el Caracol Zapatista de la zona tzotz choj. 10 de marzo del 2018. Disponible en: http://enlacezapatista.ezln.org.mx
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