Publicado en Camino al Andar
4 de octubre de 2024
Prólogo por Lev Moujahid Velázquez Barriga
Alberto Colín, en esta investigación, se acercó a las maestras y maestros de Michoacán con una mirada humanista e integral, que con su lente bifocal le permitió la observación desde el rigor científico de la antropología y, al mismo tiempo, la empatía política con las rebeldías del sindicalismo disidente y las autonomías indígenas en las que estaba involucrado el magisterio como parte de su naturaleza histórica.
Entre asambleas, mítines, escuelas, talleres, caravanas culturales y otros espacios de la cotidianidad escolar o sindical, fue tejiendo historias, intentando comprender raíces, razones y experiencias de las alternativas educativas; sin embargo, al recorrer los inevitables e inhóspitos caminos de la violencia criminal, se produjo en Alberto, más que ruptura, la imperiosa necesidad de entender lo subyacente en aquellas otras narrativas que le fueron develadas en confianza y solidaridad por las y los docentes, pero que no solían aparecer desde su discursividad política y pedagógica en la vida pública.
Los casos de violencia no eran aislados, se entrelazaban y se volvían más comunes en la Tierra Caliente, especialmente en la región conocida como Valle de Apatzingán; no siempre las maestras y los maestros se percibieron dentro de una problemática de violencia estructural y, menos aún, en medio de conflictos geopolíticos del capitalismo donde el Estado privatiza el monopolio represivo a los grupos de narcoviolencia para favorecer el desplazamiento poblacional, facilitar la superexplotación del extractivismo, el control social ante la depredación ambiental y laboral de los monocultivos.
Las memorias de maestras y maestros ayudaron a reconstruir una mirada diferente a la gubernamental sobre la historicidad y territorialidad de la violencia criminal, sentida y vivida en carne propia. Memorias que recordaban a flor de piel su docencia bajo el fuego cruzado de cárteles en disputa, habitando, en momentos distintos, los mismos edificios escolares que hacían de bases logísticas improvisadas, lo mismo del ejército que para el narco; intentando construir aprendizajes en aulas bombardeadas con drones; interpelando jefes de plaza para sostener la protesta social en carreteras custodiadas por bandas criminales; exiliadas y obligados al abandono residencial frente al constante acoso sexual, amenazas de muerte y de privación de la libertad por los sicarios.
Además de estos contextos de políticas fallidas del Estado, complicidades para crear ambientes propicios a la militarización y, paradójicamente, al crecimiento permisible de economías ilegales, los maestros imparten clases en ausencia de medidas pedagógicas oficiales para atender y enseñar a niñas y niños en climas de violencia. Iniciativas como el Programa Nacional Escuela Segura y otros, no fueron pensados en educar para la paz, sino funcionales a las medidas de acotación de libertades y criminalización de la niñez y juventud.
No obstante, en las trayectorias escolares situadas, individuales o colectivas, se dibujan intencionalidades que prefiguran estrategias alternativas y de autonomía curricular exitosas para educar en la paz social; de ahí que este libro sea una posibilidad de diálogo para comprender la complejidad en la que operan algunas escuelas en México, en la actualidad y atender de manera profunda el origen estructural de la violencia criminal, en donde los maestros y maestras, sobre todo aquellos sensibles a las desigualdades sociales, tienen un papel fundamental en la reconstrucción de los tejidos comunitarios, aunque esto resulte muy complicado en este momento histórico.
ningún modo reseñar la metodología, las categorías teóricas o la organización capitular que contiene el libro. Escribo desde el respeto y agradecimiento hacia Alberto Colin, por la cercanía que hemos tenido a través de los años en que compartió, con maestras y maestros de los bordes y las regiones marginales, utopías de una educación comprometida con los sectores más vulnerables y olvidados por el capitalismo. El libro constituye una provocación para comprender la inseguridad en clave del pensamiento crítico, en clara posición distante de las narrativas golpistas, que no se ostentan con rigor científico, y menos aún, parten de iniciativas de sensibilidad social.
Lev Moujahid Velázquez Barriga
Maestro de telesecundaria e integrante de la
Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación.
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