Presentes dignos sin dejar de luchar. A 30 aƱos del levantamiento zapatista
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- Jan 18
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Updated: Jan 20
Publicado en Revista Incidencias, UIA Puebla
Consultar en: https://www.revistaincidencias.com/numero-5
18 de enero de 2024
Por Ma. Eugenia SĆ”nchez DĆaz de Rivera

Fotos: Francisco Lion
Me ha sido difĆcil intentar organizar mis ideas y emociones en torno a la celebración de los 30 aƱos del levantamiento zapatista ocurrido el 1 ° de enero de 1994. Desde hace varios aƱos he insistido en que los recursos cognitivos, emocionales y espirituales que nos permitĆan enfrentar o gestionar la realidad ya no nos sirven. Cuando la brutalidad alcanza los lĆmites actuales, lo que estĆ” en tela de juicio es la interpretación y nuestras categorĆas de anĆ”lisis se han vuelto obsoletas (Sassen, 2015). Y he dicho, ademĆ”s, que tendrĆamos que hacer el duelo de un futuro que no serĆ”.
En los Ćŗltimos aƱos he intentado desarrollar la categorĆa de desgarramientos civilizatorios para tratar de entender el resquebrajamiento de andamiajes estructurales e imaginarios de largo aliento que estĆ”n haciendo explotar antagonismos históricos subyacentes. Desde esta perspectiva, Āæcómo mirar el movimiento zapatista despuĆ©s de 30 aƱos del levantamiento? ĀæDesde dónde? ĀæCon quĆ© categorĆas y con quĆ© emociones? ĀæCon cuĆ”l forma de vinculación y compromiso?
Frente a estas dificultades de comprensión, con frecuencia recurro a la metÔfora del rompecabezas para ir colocando piezas que, tal vez, en algún momento podré articular con la ayuda de la lectura de algunas de las miles de pÔginas que se han escrito sobre el zapatismo desde 1994 hasta la fecha.
Esas piezas que forman parte de ese rompecabezas en relación con lo que ha sido para mà el movimiento zapatista son las siguientes:
- Una subversión desproporcionada
- La irrupción de una narrativa inesperada
- Una revelación iluminadora de la dignidad humana
- Una dolorosa interrogante actual
- Presentes dignos sin dejar de luchar
1. Una subversión desproporcionada
En el clĆmax del neoliberalismo, en el momento supuestamente glorioso de la apertura del TLCAN (Tratado de Libre Comercio de AmĆ©rica del Norte) que significaba el ingreso de MĆ©xico en el llamado primer mundo, declararle la guerra al Gobierno mexicano era una acción absolutamente desmesurada. Era una subversión desproporcionada y los zapatistas eran conscientes de ello. En un comunicado de junio de 2021 dicen: āpara el primero de enero de 1994, no imaginamos la derrota, la asumimos como una certezaā (EZLN, 2021).
¿CuÔles fueron los antecedentes que llevaron a tomar una decisión de esa magnitud? De acuerdo con Pablo GonzÔlez Casanova (1995) lo que detonó el movimiento fue el cruce de varias dinÔmicas históricas con distintos actores y cambios legales.
Las dinÔmicas históricas
Una herencia rebelde. GonzĆ”lez Casanova destaca la rebeldĆa ancestral de los pueblos mayas, que resistieron la conquista hasta 1703, momento en que fueron sometidos. Sin embargo, volvieron a rebelarse en 1712, siendo este legado el que emerge: āQue hoy los mayas se rebelen de nuevo como tzeltales, tzotziles, choles, zoques y tojolabales corresponde a un legado que produce los mismos efectos en otras regiones de MesoamĆ©ricaā (GonzĆ”lez Casanova, 1995, p. 266).
La crisis de la hacienda tradicional. Entre las dĆ©cadas de 1930 y 1970 se dieron cambios económicos importantes en Chiapas. La crisis de los latifundios cafetaleros y la formación de las haciendas ganaderas desplazó a la población indĆgena, la cual ya no era considerada necesaria por los terratenientes. Por otra parte, al convertirse Chiapas en productor de electricidad y petróleo, antiguos peones acasillados se dedicaron a trabajar en las presas y en las carreteras, pero muchos se fueron a la selva. Y es ahĆ donde convergieron tzeltales, tzotziles, choles, zoques, tojolabales y mestizos, que al relacionarse entre sĆ fueron construyendo una conciencia y una identidad de etnias oprimidas.

Foto: Francisco Lion
La violencia de los terratenientes. Lo/as zapatistas, a lo largo de su trayectoria, han recuperado la memoria de violencias inimaginables sufridas por sus pobladores. GonzƔlez Casanova comparte algunos ejemplos de la violencia existente en la zona.
En 1970, en la ribera de Cupic, algunos jóvenes terratenientes se divertĆan practicando el tiro al blanco contra indĆgenas medieros. En Simojovel, región donde continuaron existiendo de facto los āpeones acasilladosā, hacia 1975 estaba vigente el derecho de pernada. En Tapachula, Pichucalco, La Concordia, Joltenango y La Paz habĆa unos cementerios escalofriantes llamados āparticularesā, en donde se enterraba a los desaparecidos. (GonzĆ”lez Casanova, 1995, p. 279)
Los actores
Don Samuel Ruiz y la acción pastoral. El impacto de la Conferencia Episcopal Latinoamericana llevada a cabo en MedellĆn en 1968, que favoreció el surgimiento de la TeologĆa de la Liberación, se hizo sentir en la región con la llegada de don Samuel Ruiz como obispo. A juicio de GonzĆ”lez Casanova, Samuel Ruiz favoreció un trabajo de educación y catequesis extraordinario orientado a la toma de conciencia de la dignidad de los pobladores y a la sanación de la humillación sufrida durante siglos. A esta toma de conciencia se articularon estrategias organizativas ancladas en las prĆ”cticas de los pueblos que desencadenaron un proceso organizativo, creativo y de lucha sin precedentes, subraya GonzĆ”lez Casanova.
El movimiento estudiantil del 68. A mediados de los 70 del siglo XX, los antiguos sobrevivientes del 68 e integrantes de un movimiento armado clandestino, El Frente de Liberación Nacional, empezaron a llegar a Chiapas con la intención de organizar una guerrilla en la zona.
Los estudiantes revolucionarios apreciaron que los ritmos del pueblo no son los de ellos dejaron sus ideas marxistas fundamentalistas y descubrieron que el reordenamiento del mundo solo podrĆa ser de una lucha por la democracia que incluyera y partiera de las autonomĆas y los deseos de los pueblos indios y de los pobres que no son indios. (GonzĆ”lez Casanova, 1995, p. 271)
Los cambios legales
El decreto de 1971 y la modificación del artĆculo 27 en 1991. Los cambios legales exacerbaron los conflictos agrarios, la lucha legal y la violencia de los finqueros. Por una parte, el decreto presidencial de 1971, que le entregó media selva a los lacandones, una etnia casi extinta, para beneficiar el negocio de la madera a la CompaƱĆa Forestal Lacandona S. A., significó el desplazamiento de miles de indĆgenas de diferentes etnias. Por otra, la modificación del artĆculo 27 constitucional, a partir de una iniciativa de Salinas de Gortari enviada al Congreso el 7 de noviembre de 1991, legalizó los latifundios simulados y legitimó las declaraciones de que ya no habĆa mĆ”s tierras que repartir, facilitando la privatización de tierras ejidales y comunales por los latifundistas. Estos cambios agudizaron la violencia en la zona.
Es asĆ como dinĆ”micas históricas, actores y cambios legales fueron configurando un dispositivo polĆtico muy potente. En 1992, la Marcha de los 500 aƱos de Resistencia IndĆgena Popular conformaron el Frente de Organizaciones Sociales Chiapanecas. Se habĆa llegado a una situación extrema que explica la desesperanza y la rabia que impulsaron a un levantamiento desproporcionado con todas las posibilidades de ser aplastado en corto tiempo.
āĀæEn quĆ© momento la angustia, la desesperación, la impotencia se convierten en rabia?ā, se preguntan los zapatistas (EZLN, 2023a).

Foto: Francisco LionĀ
2. La irrupción de una narrativa inesperada
El zapatismo irrumpió con una narrativa que descolocó el lenguaje polĆtico tradicional y trastocó el discurso revolucionario autoritario y anquilosado.
El movimiento zapatista supera las graves experiencias autoritarias, antiguas y modernas, de caudillos latinoamericanos y ānomenklaturasā al estilo ruso. [ā¦] a veces aparece en sus rostros semiocultos una leve ironĆa inesperada o una groserĆa juvenil que pide permiso con sentido del humor [ā¦] El discurso no descuida al interlocutor mĆ”s cercano āel indioā ni a las fuerzas progresistas del mundo, ni a los periodistas y los medios de MĆ©xico y los paĆses lejanos, ni a los intelectuales, por sofisticados que sean. (GonzĆ”lez Casanova, 1995, p. 289)
Juan Villoro (2023) seƱala que la ruptura de la opresión pasó por la ruptura del lenguaje, llevando al Ć”mbito de la polĆtica recursos lingüĆsticos inĆ©ditos.
La anquilosada arena polĆtica mexicana no estaba lista para una transformación tan radical del lenguaje. Los comunicados del EZLN combinaron la mitologĆa maya con el realismo mĆ”gico, la teorĆa del Estado con la novela policiaca, el sentido rebelde de la Biblia con la antropologĆa del āMĆ©xico profundoā, las propuestas cientĆficas con los cómics. Esta retórica heterodoxa desconcertó a un paĆs de partido Ćŗnico y oposición minoritaria. (Villoro, 2023,s/p)
Narrativas y silencios espectaculares articularon el discurso. Es cierto que, como seƱalaron algunos autores en su momento, darle excesiva importancia al discurso detonado por el Subcomandante Marcos podĆa darle un papel protagónico que minimizarĆa el carĆ”cter indĆgena de la rebelión (Vanden, 2014). Sin embargo, la tonalidad de ese discurso, pienso yo, se arraigaba en un largo proceso intercultural y en un espĆritu colectivo del que abrevó la creatividad literaria de Marcos.
Las entrevistas y testimonios de las comandantas Ramona, Ana MarĆa, de los comandantes Tacho y David, y el discurso de la comandanta Esther en el Congreso de la Unión muestran una novedad no sólo discursiva sino epistemológica. Un discurso que desjerarquiza el conocimiento (Walsh, 2000), como se contempla en Durito, el escarabajo, representante de los guerrilleros zapatistas. Una narrativa que desobedece a los cĆ”nones de las ciencias sociales hegemónicas (Mignolo, 2010). Una narrativa que se adelanta a la dimensión artĆstica, estĆ©tica e irreverente de movimientos de resistencia (International Research Group on Authoritaranism, 2024).
El discurso zapatista parece ubicarse de manera heterodoxa en el corazón de los estudios poscoloniales, decoloniales, descoloniales. Desde el emocionante, irónico, y profundo comunicado ĀæDe quĆ© nos van a perdonar? (EZLN, 1994) pasando por los Relatos del Viejo Antonio, del escarabajo Durito a los comunicados y Declaraciones de la Selva Lacandona se abre un abanico lingüĆstico provocador. Provocador en su contenido, en su forma y en su especĆfica temporalidad. En su contenido, porque conecta de manera analĆtica y disruptiva los problemas de Chiapas con los problemas nacionales y con otros conflictos en el mundo; en su forma, porque produce conocimiento pertinente desde el cuento, la parĆ”bola y la irreverencia, y en su especĆfica temporalidad, porque coloca al lector ante una concepción āmuy otraā del tiempo. āLos mĆ”s primeros supieron que la memoria era la llave del futuro y que habĆa que cuidarla como se cuida la tierra, la casa y la historiaā (Relatos del Viejo Antonio, 1998, p. 121).
La hazaƱa social e intelectual del zapatismo consiste en concebir un tercer tiempo: un tiempo es el tiempo de los dioses, otro el de los hombres y un tercero que busca construir condiciones de dignidad y justicia. (Núñez, 2019) āEstamos ante el tercer tiempo que busca el zapatismo: ni cĆrculo ni lĆnea recta: espiral, caracolā (EZLN b, 2015, p. 26, citado en Núñez).
PodrĆamos ampliar la categorĆa de discurso a expresiones muy variadas que detonan nuevas representaciones sociales. Por ejemplo: El encuentro IntergalĆ”ctico en 1996, que fue una semilla del movimiento altermundista o la TravesĆa por La Vida en 2021, que revierte la conquista y potencia la lucha por la vida.

Foto: Francisco LionĀ
El discurso zapatista presenta una forma creativa e interpelante de relacionar el habla con el silencio. Los silencios prolongados despuĆ©s de cada traición gubernamental hablan, o mĆ”s bien gritan acerca de ella/os y del paĆs. Un silencio potente fue el que precedió al 13 Baktun y se manifestó el 21 diciembre de 2012. 50 000 zapatistas, hombres y mujeres marcharon en completo silencio en cinco ciudades de Chiapas. SubĆan a un templete con el puƱo izquierdo en alto y bajaban sin decir palabra. Posteriormente, el subcomandante Marcos emitió un comunicado.
ĀæESCUCHARON?
Es el sonido de su mundo derrumbƔndose.
Es el del nuestro resurgiendo.
El dĆa que fue el dĆa, era noche.
Y noche serĆ” el dĆa que serĆ” el dĆa
Es asĆ como la narrativa zapatista irrumpe de manera inesperada perturbando los esquemas discursivos de la polĆtica y convocando a cientos de miles de pobladores del mundo. Luis de Tavira dice: āFue un acontecimiento que cambió el discurso para siempreā (2024).
3. Una revelación iluminadora de la dignidad humana
A quĆ© huele la dignidad, a quĆ© sabe la dignidad, quĆ© flor serĆa la dignidad, preguntan a los niƱos y niƱas en un taller para ātejer espacios dignosā (Alvarez et al., 2019). En este rompecabezas que comparto, yo dirĆa, huele y sabe a hombres y mujeres zapatistas. Su trayectoria de lucha, de dolor, de celebración desde el mundo de los y las violentado/as y humillado/as es esa flor llamada dignidad. Esa flor llamada Digna RebeldĆa. Entiendo que puede tomarse como idealista o romĆ”ntico, y si algo me ha parecido daƱino en las Ćŗltimas dĆ©cadas es el de volver romĆ”ntica e impecable la vida de los pueblos originarios, lo que me parece una nueva forma sutil de racismo y una forma inquietante de proyectar hacia los indĆgenas nuestras utopĆas históricamente maltrechas. De modo que, consciente de las contradicciones, incoherencias y errores de los zapatistas, caracterĆsticas intrĆnsecas de lo humano, considero que el movimiento zapatista ha aportado dignidad a la humanidad, no sólo a MĆ©xico y no sólo a los pueblos indĆgenas.
Han sido una revelación iluminadora de la dignidad humana, porque desnudaron al progreso y a la pseudoidentidad nacional, quitÔndoles su disfraz; agrietaron al patriarcado desde abajo y a la izquierda; articularon la estética, la poética y la lucha, e hicieron de la vida cotidiana resistencia y resurgimiento
Desnudaron al progreso y a la pseudoidentidad nacional.
Revelaron la dignidad humana al quitarle al progreso su disfraz de felicidad humana para todos y al hacer explotar el mito de la identidad nacional.
Desde el 1.Āŗ de enero de 1994, el movimiento zapatista visibilizó que la modernidad y concretamente la que en esa fecha celebraba en MĆ©xico el gobierno de Salinas de Gortari, se habĆa construido a partir de dinĆ”micas y estructuraciones históricamente destructoras de la vida y de la dignidad de la mayorĆa de los pobladores y sobre todo de los indĆgenas. Posteriormente fueron haciendo ver que esa modernidad se estaba colapsando. En 2015, en vĆsperas del seminario āEl Pensamiento crĆtico ante la Hidra capitalistaā, alertaron sobre la tormenta que viene:
"La casa se estĆ” cayendo, la viga central cruje, los de arriba han amontonado y siguen amontonando cosas, los de abajo colocan puntales, tantos que ya no se pueden ni mover. Se caerĆ” la casa y a todos les irĆ” muy mal, pero peor a los de abajo. Mejor salirse y construir otra casa." (EZLN,215).
Recordaron insistentemente que la lucha contra el capitalismo rapaz se arraiga en la memoria de los ancestros, en las heridas de la opresión y la humillación.
La memoria no es solo el alimento de la digna rabia, es tambiĆ©n raĆz del Ć”rbol de la dignidad y la rebeldĆa. En el caso de los pueblos originarios, es una raĆz que se hunde en siglos de obscuridad y, que, con los pueblos del mundo, dice y se dice: ānunca mĆ”sā. (EZLN, 2023b)
Es una digna rabia, como la nombraron desde el inicio, porque no se orienta a la venganza, pero sà a la lucha, a la lucha tenaz, creativa, indómita. En un comunicado de diciembre de 2023, se preguntan sobre la rabia:
"ĀæSe hereda? ĀæSe adquiere? ĀæSe cultiva? ĀæSe pierde? ĀæSe transforma? ĀæSe contagia? ĀæEn quĆ© momento se convierte en digna? ĀæCuĆ”ndo empieza a distanciarse del rencor y la venganza? ĀæSe acerca a la justicia? ĀæCómo se convierte en raĆz histórica de pueblos enteros, diferentes en geografĆa, en lengua en cultura, historia, tiempo?" (EZLN, 2023a).
AdemÔs de desnudar las trampas de la modernidad, del desarrollo, del progreso, trastocaron de una manera igualmente contundente la llamada identidad nacional (Gómez y SÔnchez, 2012).
Su irrupción en el escenario nacional, su trayectoria de 30 aƱos, deconstruyeron el mito de una identidad nacional, antirracista, supuestamente construida por la articulación simĆ©trica de la tradición prehispĆ”nica y la tradición europea. La construcción de la identidad nacional en torno a la categorĆa de mestizo escondió su sustrato de aspiración a la blanquitud racial y cultural que correspondĆa a la idea de progreso con el que las Ć©lites de los siglos XIX y XX soƱaban para insertar a la nación en la modernidad. El mestizaje como ideologĆa y como realidad se construyó, principalmente, a partir de un proceso violento de desindianización forzada (Bonfil, 1990). Ha sido un mestizaje ideológico con consecuencias paradójicas, porque agudizó el racismo al mismo tiempo que lo escondĆa. La ideologĆa mestizante ocultó las consecuencias de la herida abierta por el choque de la matriz civilizatoria mesoamericana con la matriz católico colonial, construyendo el mito de que la mexicanidad es el resultado de una fusión matricial horizontal.
El levantamiento zapatista puso en jaque este mito, puso en jaque el ingrediente de superioridad que albergan la identidad del blanco y del mestizo mexicanos. Sentimiento de superioridad que daƱa, como ya analizaba Fanon (2009) tanto al ācolonizadoā como al ācolonizadorā. El zapatismo destruye el imaginario del indigenismo oficial que habĆa domesticado y folklorizado la indianidad y coloca, por primera vez en la historia del paĆs, la posibilidad de un diĆ”logo intercultural horizontal. Ese fue el intento de Los Acuerdos de San AndrĆ©s, intento traicionado por el gobierno y por las Ć©lites económicas y polĆticas del paĆs, porque ponĆa en riesgo no solamente poder y privilegios, sino sĆmbolos e identidades.
Los zapatistas, de manera insistente y terca, han buscado ese diĆ”logo horizontal en los innumerables espacios creados por el movimiento a lo largo de su trayectoria: La Escuelita, Los Encuentros IntergalĆ”cticos, los Seminarios, la TravesĆa por la Vida.

Foto: Francisco LionĀ
Agrietaron el patriarcado desde abajo y a la izquierda
La dignidad humana ha sido avasallada por el clasismo y el racismo, y lo ha sido igualmente por el sexismo. Entre las contradicciones del discurso zapatista, contradicciones y ambigüedades que de no existir lo habrĆan convertido en un discurso simplemente ideológico, ha habido narrativas sexistas, como feministas europeas acusaron en una ocasión (Vanden, 2014); sin embargo, es un hecho central la forma como en estructuras tradicionalmente patriarcales, emergió la lucha de las mujeres. La Ley Revolucionaria de las Mujeres se creó en las asambleas comunitarias previas al levantamiento y se hizo pĆŗblica en 1993, antes del levantamiento. Se trata de una reivindicación en la que el concepto de dignidad rebasa al de igualdad. Se articulan la defensa del territorio, la defensa contra la violencia, contra sus cuerpos a partir de una subjetividad interconectada y con frecuencia en tensión entre su ser mujer y su ser indĆgena (HernĆ”ndez, 2000). La reconfiguración del sujeto femenino indĆgena interpela el carĆ”cter patriarcal del Estado-nación y su lucha por ālo parejoā cuestiona las relaciones del gĆ©nero. El zapatismo de las mujeres indĆgenas des-ordena el gĆ©nero y des-centra la nación, afirma MĆ”rgara MillĆ”n (2014).
El protagonismo de las mujeres a lo largo de los 30 aƱos de lucha ha sido notable. La comandanta Ramona, Ćcono del zapatismo, rompe el cerco militar el 9 de octubre de 1996 viajando a la Ciudad de MĆ©xico para la constitución del Congreso Nacional IndĆgena (CNI), fue el primer miembro del EZLN que salió de Chiapas. La comandanta Esther participó como portavoz del ComitĆ© Clandestino Revolucionario IndĆgena del EZLN en el Congreso de la Unión el 28 de marzo del 2001. Impresionantes han sido los Encuentros Internacionales de mujeres que luchan en el Caracol de Morelia que convocaron a miles de mujeres de MĆ©xico y de diferentes paĆses. En esos encuentros las mujeres siempre articularon la resistencia, la lucha y la fiesta. En el inicio del Primer en 2018 dijeron: āpodemos regalarnos baile, mĆŗsica, cine, video, pintura, poesĆa, teatro, escultura, diversión, conocimiento y asĆ alimentar nuestras luchas que cada quien tenemos donde estamosā (EZLN, 2018).
EstƩtica, poƩtica y lucha
Un eje central de la mirada y de la prĆ”ctica zapatista son los siete principios del mandar obedeciendo: Obedecer no mandar, representar y no suplantar, bajar y no subir, servir y no servirse, convencer y no vencer, construir y no destruir, proponer y no imponer. Pienso que ese mandar obedeciendo por el que han luchado, empezando al interior de sus espacios autónomos, se traduce en una forma especĆfica de su rebeldĆa, la de articular espacios y tiempos de defensa-confrontación con espacios y tiempos artĆstico-lĆŗdicos. āDentro del eje discursivo-semiótico del Sistema de las Artes Zapatistas, encontramos varias referencias al mandar obedeciendoā (De ParrĆ©s, 2022, p. 465). Esta praxis que hace de lo estĆ©tico y poĆ©tico forma de vida cotidiana y acción y lenguaje polĆtico es muy profunda. Ha sido dignificante porque ha sido una mediación polĆtica desde la memoria de las/os ancestra/os, desde las heridas transformadas y resignificadas, desde la gratuidad, el humor y la imaginación liberadora. Pienso en los niƱos y las niƱas pintando uno de los cayucos para que la delegación que viajaba a Europa en 2021, en la TravesĆa por la Vida, tuviera en quĆ© regresarse en caso de no ser recibida en tierra europea.

Foto: Francisco LionĀ
Lo estĆ©tico y lo poĆ©tico como experiencia existencial y como lenguaje polĆtico estĆ”n presentes en prĆ”cticamente todas sus acciones pĆŗblicas y en la vida cotidiana. Los Festivales CompArte por la Humanidad de 2016 a 2018 fueron una de las muchas manifestaciones del universo artĆstico que ha envuelto a los pueblos zapatistas en los que, ademĆ”s, participaron artistas de los cinco continentes. MĆŗsica, pintura, performance, teatro, escultura, bordado, todo ello como expresión Ć©tico-polĆtica, todo ello impregnado de rebeldĆa y de ternura, algo que ella/os han sabido conjuntar.
En el zapatismo, el arte y la revolución no estĆ”n supeditados jerĆ”rquicamente el uno con el otro, ni se oponen como contradicción, ni se entiende el arte como reposo, pausa o divertimiento en un supuesto canal continuo y perfecto de la lucha. Por el contrario, encontramos en el zapatismo desde sus orĆgenes una concatenación muy particular de saberes y haceres de lo militar, lo logĆstico, lo estratĆ©gico, lo autónomo y lo artĆstico. (Zagato y Arcos, 2017, p. 94)
La expresión estĆ©tica de los zapatistas emerge de una autenticidad lĆŗdica, indómita, que convoca el encuentro y desafĆa a tener esperanza: otro mundo es posible. (De Tavira, 2024: s/p)
En un comunicado en 2021 dicen:
Siempre nos preparamos para fracasarā¦y para morir. Por eso la vida para el zapatismo es una sorpresa que hay que celebrar todos los dĆas, a todas horas. Y quĆ© mĆ”s que mejor si es con bailes, mĆŗsica, artes. (EZLN, 2021)
La vida cotidiana como resistencia y resurgimiento
Me parece que con frecuencia se habla un poco a la ligera de resistencia, cuando hay niveles de entereza que parecen ir mÔs allÔ de las capacidades humanas. La resistencia de los y las zapatistas tiene un rasgo muy potente, la forma como a cada golpe del Poder, golpes acompañados de un inconmensurable dolor han dado una respuesta creativa y de vida. Su proceso no sólo ha sido de resistencia permanente, ha sido de resurgimiento permanente.
A la traición de los Acuerdos de San Andres por el gobierno de Ernesto Zedillo en 1966 y en un intento de diĆ”logo-reclamación al gobierno de Vicente Fox organizaron, para escĆ”ndalo de las cĆŗpulas del poder, la Marcha de la Dignidad, la Marcha del Color de la Tierra, que recorrió 12 estados entre el 24 de febrero y 28 de marzo de 2001. A la negativa del reconocimiento de sus derechos colectivos ocurrida posteriormente a la marcha, respondieron creando en 2003 los Caracoles y las Juntas de Buen Gobierno que deslindaban a la población civil del Ejercito Zapatista y que implementaban esa autonomĆa negada por el gobierno. Al brutal asesinato del maestro Galeano (JosĆ© Luis López SolĆs) en 2014 y a la destrucción de la escuela y del hospital del caracol de La Realidad respondieron con una nueva confrontación discursiva y con la reconstrucción de ambos espacios apoyados por los adherentes a la Sexta Declaración de la Selva Lacandona. Al acoso del gobierno de la Cuarta Transformación favorecedor de la cooptación y del paramilitarismo en Chiapas respondieron en 2021 con la TravesĆa por la Vida.
La TravesĆa por la Vida fue de una potencia creadora inimaginable. El escuadrón 421 (4 mujeres, 2 hombres y una otroa) se embarcó en un velero de principios del siglo XX al que nombraron La MontaƱa. Navegaron hasta el Puerto de Vigo en Galicia, EspaƱa y desde ahĆ viajaron para llegar a Madrid el 13 de agosto, fecha conmemorativa de los 500 aƱos de la caĆda de Tenochtitlan. De Madrid emprendieron un recorrido para dialogar con grupos, colectivos, movimientos en resistencia en varios paĆses de Europa. āVamos a buscar complicidades⦠por la vidaā dicen en un comunicado (EZLN, 2021). Al pisar tierra europea, Marijose, mujer trans tojolabal dijo:
A nombre de las mujeres, niños, hombres, ancianos y otroas zapatistas, declaro que el nombre de esta tierra, que los naturales llaman ahora Europa, de aquà en adelante se llamarÔ: Slumil k“ajxemk“op, que quiere decir Tierra Insumisa. Y asà serÔ conocida por propios y extraños mientras haya aquà alguien que no se rinda, que no se venda y que no claudique.
La preparación de esa travesĆa supuso un trabajo colectivo polĆtico y artĆstico notable. En el traslado de la delegación marĆtima desde el Semillero de la comandanta Ramona en el Caracol de Morelia a Isla de Mujeres, hombres, mujeres, ancianos, niƱos y niƱas despedĆan a la delegación con carteles que decĆan āLleven la semilla de la dignidadā.
Los pueblos zapatistas no han resistido solamente, han resurgido de manera permanente en medio de una guerra constante durante los 30 aƱos de su existencia.

Foto: Francisco LionĀ
Sembraron una semilla que estĆ” germinando. El zapatismo es como un rĆo subterrĆ”neo que alimenta las raĆces de muchos otros movimientos, no solamente chiapanecos, y no solamente indĆgenas y campesinos. (DurĆ”n, 2024: s/p).
A todos los mexicanos la insurgencia zapatista nos ofreció de nuevo la dignidad (De Tavira, 2024).
4. Una dolorosa interrogante actual
¿Cómo leer el contexto y las realidades de las últimas décadas del siglo XX en Chiapas a la luz de las transformaciones contundentes de estos 30 años en el mundo, en México y en Chiapas?
Las violencias como lógica social, como motor económico, como modus vivendi, como identidad, se exacerbaron en el presente siglo al resquebrajarse andamiajes estructurales y simbólicos que han modificado la morfologĆa de la violencia.
Al inicio mencionĆ© las dinĆ”micas y los actores que detonaron el levantamiento segĆŗn el anĆ”lisis de GonzĆ”lez Casanova, y se puede constar que la realidad social y concretamente la estructuración de la violencia han mutado. La aceleración de las nuevas tecnologĆas facilitó la globalización del crimen organizado, las trasformaciones geopolĆticas se tradujeron en violentas guerras de varias capas, y las redes trasnacionales económicas, polĆticas y criminales se imbricaron generando una nueva estructuración de la violencia
Y es precisamente en torno a esas violencias en Chiapas que interesa preguntarnos sobre quƩ estƔ enfrentando el movimiento zapatista a 30 aƱos del levantamiento.
La disputa por el territorio y por sus pobladores
Es un hecho que la disputa por el territorio y sus pobladores por parte de los cƔrteles del crimen se ha vuelto el centro de la violencia actual en Chiapas.
No es exagerado afirmar que el territorio de la Lacandona ha sido invadido por la delincuencia organizada. Se ha apoderado de su selva. Los narcos han abierto pistas de aterrizaje clandestinas para trasiego de cocaĆna. Controlan el trĆ”fico de indocumentados. Cobran derecho de piso a pequeƱos comerciantes y cuotas a prestadores de servicios turĆsticos. Realizan desalojos forzosos de cientos de familias. (HernĆ”ndez Navarro, 2023: s/p)
A la provocación que los zapatistas significan con su autonomĆa, con su cuestionamiento al llamado āprogresoā y a la racialización histórica, se aƱade que son un claro obstĆ”culo para nuevas actividades rentables para empresas trasnacionales.

Foto: Francisco LionĀ
Emiliano TerĆ”n (2021) afirma que, en AmĆ©rica Latina, el boom de los commodities llevó a una nueva etapa criminal que estĆ” relacionada con la polĆtica del extractivismo del siglo XXI relacionada con la minerĆa, la madera y otros recursos naturales.
Estamos en presencia de un salto cuantitativo y cualitativo de estos grupos y formas de la criminalidad en AmĆ©rica Latina, que implica no solo la expansión de sus organizaciones, asĆ como la sofisticación de sus capacidades de articulación, adaptación y vinculación con diversos Ć”mbitos de la vida social, sino tambiĆ©n una creciente incidencia en los modos de gobernanza y el ejercicio de la polĆtica regional. (TerĆ”n, 2021, p. 419)
Es āla acumulación militarizada-delincuencial, que caracteriza al capitalismo actualā dice López y Rivas (2024).
¿De qué manera el crimen organizado, la disputa actual entre el CJNJ (CÔrtel Jalisco Nueva Generación) y el cÔrtel de Sinaloa en esa región tienen que ver no solamente con el trasiego de droga, la trata de personas, el cobro de piso, sino también con la disputa de los bienes comunes?
En el caso de Chiapas, estos recursos naturales de nueva generación ālos que interesan a la cuarta revolución industrial, a Tesla y otras grandes empresas transnacionalesā se encuentran, en una gran proporción, en la Selva Lacandona, por lo que son otro factor que ha influido en la crisis que se vive en ese estado. (Jurado, 2024, s/p)
Un ejemplo revelador es el de la empresa minera canadiense Blackfire:
En Chiapas se otorgaron un total de 97 concesiones mineras desde el 2000 hasta agosto del 2009 con un total de un millón 115 mil 130.447 hectÔreas que representan el 15.21% del territorio estatal (11,151.3044 km2). (Castro, 2012, s/p)
Entre estas concesiones estaba la de la minera canadiense Blackfire en el ejido Grecia de Chicomuselo para extracción de barita a cielo abierto. La barita es un mineral muy demandando en diversas industrias, como la quĆmica, la electrónica, los materiales de construcción, la metalurgia, los textiles, la medicina. La acción de esta minera trajo enormes consecuencias depredadoras para la población y para el entorno vital. Contaminación del agua, deslaves y derrumbes, enfermedades en la piel de los niƱos, etcĆ©tera, etcĆ©tera. Los pobladores exigieron el retiro de la minera. Organizaron manifestaciones y encuentros en los que participó tambiĆ©n la Iglesia católica, analizaron y tomaron conciencia sobre el grave problema social y ambiental generado por la minera. El 27 de noviembre de 2009, uno de los principales defensores en contra de la minera, Mariano Abarca Roblero, fue asesinado frente a su domicilio en Chicomuselo por presuntos empleados de la empresa canadiense y funcionarios.
En Chicomuselo tambiĆ©n, el 21 de octubre de 2023, fue asesinado el profesor JosĆ© Artemio López Aguilar, uno de los activistas que acompaƱaba la lucha de los pobladores contra la violencia generada por el crimen organizado en la sierra y la frontera de la entidad. JosĆ© Artemio López habĆa organizado la Marcha por la paz el 12 de octubre de ese aƱo. Recientemente, el 13 de mayo del 2024 en el ejido Nueva Morelia, del municipio de Chicomuselo fueron asesinadas 11 personas de la población civil (cinco mujeres y seis hombres), de las cuales dos eran catequistas de la Iglesia católica (CDH Frayba, 2023).
En Chiapas, la presencia del EZLN es un obstĆ”culo especĆfico a esta economĆa polĆtica criminal.
El universo zapatista: provocación y obstÔculo
HernĆ”ndez Navarro (2023) enfatiza que la guerra contrainsurgente ha sido continua. Al levantamiento en 1994 que intentó acabar con la explotación salvaje de indĆgenas y campesinos se le respondió con guerra, con guerra de baja intensidad, con la militarización del estado, con el fomento de paramilitares por parte del Gobierno, utilizados por el ejĆ©rcito para combatir al EZLN y a la población zapatista, con la cooptación de la población con programas asistenciales y con la vigilancia sistemĆ”tica del movimiento como lo revelaron las filtraciones de documentos de la Sedena en septiembre de 2022 (GarcĆa, 2022). Efectivamente, la guerra contrainsurgente ha mutado, pero ha sido continua. Las guardias blancas son ahora los cĆ”rteles y el ejĆ©rcito.
Se trata de una nueva forma de guerra que tambiĆ©n se niega a decir su nombre, con cambio y continuidad con la anterior, contra zapatistas y sus territorios y gobiernos autónomos. Narcos, aliados y patrocinadores, quieren cercar y estrangular a las comunidades en rebeldĆa. (HernĆ”ndez Navarro, 2023).
Pienso que el levantamiento zapatista y la construcción de una autonomĆa que pone en tela de juicio las lógicas económicas, polĆticas y simbólicas hegemónicas han sido un obstĆ”culo que va mĆ”s allĆ” incluso de los poderosos intereses económico-polĆticos que acabamos de mencionar. El universo zapatista trastoca las prĆ”cticas y los imaginarios sociales y polĆticos. A riesgo nuevamente de hacer romanticismo, dirĆa yo que la emergencia de lo profundo de la dignidad humana es perturbadora para el Poder y tambiĆ©n para la inercia social. Por esa razón hay que acallarla.
5. Presentes dignos sin dejar de luchar
Entonces ĀæcuĆ”l es su futuro? Y ĀæcuĆ”l es el nuestro? Al inicio de este texto decĆa que tenemos que hacer el duelo de un futuro que no serĆ”. Los zapatistas nos advertĆan ya hace muchos aƱos que ellos como centinelas que eran, nos avisaban de que se venĆa una tormenta, y ahora nos lo recuerdan insistentemente en los comunicados mĆ”s recientes. Y es que ciertamente estamos en una crisis civilizatoria inĆ©dita por sus dimensiones planetarias, demogrĆ”ficas y ambientales. El creciente desequilibrio ecosistĆ©mico nos ha colocado al borde del colapso. Estamos no en la sociedad postindustrial o de la información, estamos en el inicio del derrumbe de la civilización termoindustrial y con la dificultad de enfrentar ese derrumbe, dificultad material, cognitiva y emocional (Servigne, Stevens y Chapelle, 2022).

Foto: Francisco LionĀ
Lo/as zapatistas han tenido clara esta situación desde hace muchos años, y han inspirado algo que a lo que yo le he dado nombre posteriormente en algunos escritos. Nos han inspirado a construir presentes dignos sin dejar de luchar y celebrar.
El 31 de diciembre de 2023 inició un festejo para conmemorar el 30 aniversario del levantamiento del EZLN. A la celebración llegaron miles de bases de apoyo de todas las regiones zapatistas, personas de colectivos y organizaciones de diferentes partes de MĆ©xico y participantes de una veintena de paĆses, sobre todo europeos. Nuevamente, en medio de la violencia que los rodea, mujeres, hombres, ancianos, jóvenes āmuchos jóvenesā niƱos y niƱas celebraron con mĆŗsica, bailes, representaciones teatrales de la lucha por la vida. El subcomandante MoisĆ©s, vocero del EZLN, anunció un nuevo horizonte teórico y polĆtico que podrĆa resumirse en una de sus frases: āLa propiedad debe de ser del pueblo y comĆŗn, y el pueblo tiene que gobernarse a sĆ mismoā.
En los comunicados previos a la celebración, los zapatistas comparten la forma como han restructurado sus organizaciones de manera a evitar algo que, al parecer, venĆa ocurriendo, que se rompiera la horizontalidad del poder. En estos comunicados muestran la forma como siguen reinventĆ”ndose cada dĆa para construir vida y dignidad que florezcan en el largo plazo.
No pretendemos heredar leyes, manuales, cosmovisiones, catecismos, reglas, rutas, destinos, pasos, compaƱĆas, que, si se ve con detenimiento, es a lo que aspiran casi todas las propuestas polĆticas. Nuestra pretensión es mĆ”s sencilla y terriblemente mĆ”s difĆcil: heredar vida.
Porque nosotros vemos que esa terrible tormenta, cuyos primeros ventarrones y lluvias ya azotan al planeta entero, estĆ” llegando muy rĆ”pido y muy fuerte. Entonces no vemos lo inmediato. O sĆ, pero de acuerdo con lo que vemos a largo plazo. Nuestra realidad inmediata estĆ” definida de acuerdo con dos realidades. Una de muerte y de destrucción que habrĆ” de sacar a flote lo peor del ser humano, sin importar su clase social, su color, su raza, su cultura, su geografĆa, su lengua, su tamaƱo y otra de volver a empezar sobre los escombros de un sistema que hizo lo que mejor sabe hacer, es decir, destruir.

Foto: Francisco LionĀ
ĀæPor quĆ© decimos que a la pesadilla que ya estĆ”, y que no harĆ” sino empeorar seguirĆ” un despertar? Bueno, porque hay quienes como nosotros estamos empeƱados en mirar esa posibilidad. MĆnima. Es cierto. Pero todos los dĆas y a todas horas, en todas partes, luchamos porque esa mĆnima posibilidad vaya creciendo y, aunque pequeƱa y sin importancia ācomo una semilla diminutaā, crezca y, algĆŗn dĆa, sea el Ć”rbol de la vida que serĆ” de todos los colores o no serĆ”. (EZLN, 2023)
Todos los dĆas y a todas horas.
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